Hace muchos años, papá me contó la historia de su padre, o sea mi abuelo Félix, combatiente en la primera guerra mundial.
Mi abuelo nació en Italia en 1893. Vivía en el campo y tenía un amigo inseparable, Daniel, con quien jugaba todo el tiempo.
Cuando mi abuelo tenía 14 años, su hermano mayor decide emigrar a Buenos Aires, como muchos italianos en esos años, y se lo lleva con él.
En 1913, había cumplido 20 años y debía hacer el servicio militar, en Italia. En esa época, no hacerlo se consideraba deserción, por lo que jamás podría regresar a Italia, si no quería ir a la cárcel.
Así que se embarcó hacia Italia a cumplir con su obligación. Mala suerte, en 1914 se declara la guerra y cuando Italia entra en el conflicto, los soldados tuvieron que ir al frente.
El destino quiso que le tocara África y a su amigo Daniel en el mismo batallón. Supongo que el reencuentro con su amigo de la infancia, fue lo único bueno en ese momento
Antes de volver a Italia, en Argentina había aprendido a conducir un camión, trabajando en la construcción. Esto, en esos años, era un conocimiento muy apreciado. Existían pocos coches y camiones, y menos aun, gente que supiera conducirlos.
Cuando su batallón llegó a África, le asignaron la tarea de cocinero. Al poco de estar allí, su capitán se enteró que sabía conducir, por lo que se convirtió en chofer del capitán, para cuando hiciera falta.
Un día, el ejército italiano convocó una reunión de mandos, en un lugar establecido, para resolver temas de estrategia.
El capitán le ordenó que se pusiera al volante para llevarle a la reunión. Luego de unas horas volvieron a su campamento. Al llegar, el campamento había sido atacado. La mayoría de los integrantes de su batallón estaban muertos o gravemente heridos. Por suerte, su amigo Daniel era de los pocos que había sobrevivido al ataque.
Al terminar la guerra, en 1918, ambos amigos volvieron a su pueblo.
Allí mi abuelo conoció a mi abuela, se casó y al año siguiente emigraron a Buenos Aires Para no volver a pisar Italia. Nunca volvió a ver a sus padres ni, por supuesto, a su amigo Daniel.
50 años después del fin de la guerra, le condecoraron con la orden de Vittorio Veneto y le entregaron un par de medallas, que como no podía ser de otra manera, aun conservo.

Mi padre me contó que cuando mi abuelo falleció con 80 años, en sus últimos momentos, llamaba insistentemente a su amigo Daniel. Nadie sabía a quién se refería, hasta que se dieron cuenta que se trataba de su amigo.
Un par de años después, una amiga de la familia, que era del mismo pueblo que mi abuelo, y que vivía en buenos aires, viajó a Italia. Cuando llegó al pueblo, se encontró con el anciano Daniel, y le contó que mi abuelo le llamaba en su último aliento.
Daniel se emocionó mucho, recordando a su amigo de la infancia.
Yo también me emocioné cuando me contaron la historia.
Muy buena historia Guille !!!
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[…] Muchos de los que nacimos en Argentina, especialmente en Buenos Aires, somos hijos de inmigrantes de primera o segunda generación. En mi caso, mis 4 abuelos eran italianos. Mis dos abuelos, fueron además, combatientes de la primera guerra mundial, como ya he contado. […]
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Qué bonita historia. Y que bien que la recordéis con ese cariño, hasta yo me he emocionado.
Vengo de la entrada de 🇮🇹, me gusta eso de volver sobre los pasos dados y leer pasados.
Saludos cordiales
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Muchas gracias. Mi abuelo murió cuando yo tenia 8 años y lo recuerdo poco. Cuando mas mayor me contaron esta historia, me impactó mucho. Y fue la primera que subí a mi blog. Un saludo.
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[…] eran italianos y emigraron a Argentina. La historia de mi abuelo paterno también la he contado (“la guerra de mi abuelo”), pero mis abuelos maternos, Nicola y Marianina, también tienen una historia […]
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