Este verano vi en un telediario, el caos que había en algunos aeropuertos europeos, con miles de maletas atascadas y sus correspondientes pasajeros sin ellas. Eso me hizo pensar en algo que siempre rondó mi cabeza.

Desde la primera vez que pisé un aeropuerto, me sorprendió la logística de las maletas. Cuando llego a barajas, pienso en los 1200 vuelos diarios y en los 150000 pasajeros que pasan cada día por allí, y me parece un milagro que cada uno llegue a destino acompañado de su maleta. Es cierto que hay incidencias y maletas se pierden o llegan tarde, pero porcentualmente me parecen poquísimas, en relación a las que se mueven.
Con el paso de los años todo ha evolucionado. Atrás queda ese primer viaje que hicimos a España de 1989, en el que teníamos intención de no volver a Buenos Aires, por lo que viajábamos con 95 kilos de equipaje, cuando teníamos una franquicia de 40 kilos entre los dos. Un billete de cien dólares dentro del pasaporte y el del mostrador de la extinta aerolínea uruguaya PLUNA, nos despachó todas las maletas. Hoy día no me atrevería. Pero era Buenos Aires de hace más de treinta años…
Siempre que es posible, procuro viajar solo con la maleta de mano. Hace un tiempo vi una película de George Clooney, titulada “up in the air”. Su personaje viajaba casi a diario y buscaba el mínimo tiempo de embarque. Siempre iba con una maleta de mano, evitando la recogida de equipaje y las posibles pérdidas. Hay una escena muy buena, en la que describe su método para elegir la fila de control de seguridad. Descarta las que tienen familias, porque con los niños son más lentas. También las de personas mayores, porque siempre le quedan cosas en los bolsillos. Y elige la de los orientales, porque son mas ordenados y disciplinados, y por tanto mas rápidos. Desde que vi esa película, cada vez que voy a un aeropuerto, no puedo evitar estudiar cada fila de los controles, usando ese criterio, y comprobar si la realidad se ajusta a la ficción.
Es verdad que a lo largo de los años, y por pura estadística, tuve algunos contratiempos. Alguna maleta rota. También, un par de veces no llegaron conmigo, aunque en todos los casos me llegaron más tarde, o al día siguiente.

Recuerdo unas vacaciones de hace unos años, en las que unos compañeros de viaje estuvieron tres días con la misma ropa, hasta que les llegó su maleta. A partir de entonces, siempre tenemos ropa de recambio en la de mano, por las dudas.
Al despachar las maletas en el mostrador, siempre tengo las mismas rutinas. Ver el peso, sobre todo cuando se que vamos un poco pasados. Verificar las etiquetas para comprobar que el destino sea el correcto. Y mirar con intranquilidad, como se van a través de la cinta al inframundo del aeropuerto, rogando volverlas a ver en destino.
En noviembre pasado, en mi viaje a Buenos Aires, mi maleta pesaba 24 kilos, un kilo más de lo permitido. La asistente del mostrador me lanzó una reprimenda, amenazándome con cobrarme sobrepeso “la próxima vez”. Como ya conté en otra historia, me quedé pensando eso de “la próxima vez”. Llevará la aerolínea un registro de los casos como el mío?, me esperaran la próxima vez que me pase y cobrarme? Supongo que en ese caso me dirían “te hemos avisado la última vez”.
En el pasado agosto, mi hija Claudia volvía a Alemania con su maleta de mano, y la azafata le dijo en la puerta del avión, que su maleta debía ir a bodega, porque el avión iba muy lleno. Al subir y sentarse, vio por la ventanilla su maleta sola, en el medio de la pista, y el avión con el embarque completado. Se temió lo peor. Y casi fue así. Al llegar a Frankfurt, su maleta no salió por la cinta. Se dirigió a hacer la correspondiente reclamación, y cuando había pasado una hora desde que la cinta se había detenido, súbitamente se volvió a poner en marcha, y salió su maleta. Alguien la había encontrado en algún sitio.


El universo de la logística de equipaje seguirá siendo para mí un mágico misterio. Y también un generador de anécdotas.
Me gustó tu publicación, e tomado nota sobre cómo seleccionar la línea en seguridad en el aeropuerto. Nosotros también procuramos llevar solo una maleta de mano. Pero cuando viajamos a Europa no nos es posible hacerlo. La logística de el equipaje es increíble, tienes razón. Hemos vuajado hasta con una bicicleta y aunque a veces nos tenemos que esperar hasta media hora . Todo llega.
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Muchas gracias !!
el tema genera muchas anécdotas, a veces graciosas, y otras no tanto. Un saludo.
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Me emocionó lo del verde dentro del pasaporte
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Me emocionó lo del verde dentro del pasaporte
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Esa foto, con la maleta ahí, abandonada, estremece.
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Desde luego, mi hija sufrió durante el vuelo, pensando que no la volvería a ver.
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Me encantan tus relatos, éste y otros también, muy «instructivo». Con esas experiencias de vida, la observación de los detalles me abren nuevos «mundos», a la vez que me acercan a tus vivencias, resuenan, a veces, en las mías. Siempre activan mis afectos. Gracias!!! Beso
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Muchas gracias!!! Besos
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Siempre que pienso en maletas, me acuerdo de la película «Frenético» de Harrison Ford y el calvario que pasa en Paris por culpa de una maleta equivocada…
Gran post.
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lo tendré en cuenta jejeje
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