A veces pienso que es por tener buena memoria. Otras veces supongo que será algún extraño trastorno obsesivo compulsivo, y otras creo que sencillamente es un aspecto de mi personalidad. La verdad es que no lo sé.
Pero lo cierto es que no me olvido de las personas que pasaron por mi vida, y que tuvieron cierta dosis de importancia. Desde los más antiguos, como es alguno de mis compañero de la escuela infantil, y pasando por todos los que me acompañaron en el colegio, los amigos del barrio, los de la universidad, los compañeros de trabajo…
Hay quienes tienen la habilidad de cerrar una persiana con el pasado. No solo no tienen la curiosidad de saber algo de las personas que pasaron por su vida, sino que directamente las borran de su memoria. No es mi caso.
Cada vez con más frecuencia, recuerdo a alguno de esos, que hace decenas de años que desconozco que fue de sus vidas, y me pregunto ¿Qué habrá sido de..?. A lo mejor tengo demasiado tiempo libre, o será que me estoy haciendo viejo.
Hace unos diez o doce años, cuando descubrí facebook, empecé a buscar allí a todo el que recordaba. Al fin y al cabo, las redes sociales como esta, son para eso. Todos somos un poco como las porteras de los edificios, y nos gusta hurgar por esos perfiles a ver fotos y publicaciones de las personas que conocemos. Y encima nos ampara el anonimato.
Quizás por esta inquietud, tengo un alto índice de cafés, compartidos con personas que no veía hace mucho tiempo. Y en estos cafés, muchas veces, me doy cuenta que ya no hay feeling y que solo comparto con el de enfrente, el pasado común. Pues nada. Un buen rato y adiós.
Pero hay otras veces, pocas, en que ese encuentro es fantástico. En esas ocasiones, a veces descubres a una persona distinta, pero mucho más interesante que lo que esperabas. Y alguna vez, con suerte, resurge una amistad inesperada. Solo por esta posibilidad, merecen la pena esos cafés.
Las personas se pueden comparar con las canciones de un vinilo, Casete, CD, o cualquier formato de la época en que la música se compraba en tiendas.

Cuando yo compraba un vinilo, me iba directamente a escuchar las dos o tres canciones de éxito. Esos llamados hits, que se escuchaban en la radio, y que todos conocían. Pero con el paso del tiempo, y de escuchar ese vinilo muchas veces, iba descubriendo que había una canción en el número siete, que pasaba desapercibida, y que me empezaba a gustar. Y al cabo de un tiempo se convertía en mi favorita.
En los grupos de personas pasa lo mismo. Es muy fácil relacionarte con los hits. Pero si rascas un poco más, al cabo del tiempo resulta que el del fondo de la mesa es una persona fantástica, y casi te la pierdes, por no hacerle caso. A mí me gustan las personas que son como la canción número siete.
Y éstas, a veces se descubren con el tiempo, en esos cafés después de unos años.
Me identifico perfecto con tu relato.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Muchas gracias !!! un saludo
Me gustaMe gusta
Entiendo perfectamente la idea… me pasa igual. Tengo muchos vínculos «Meat Loaf» y muchos otros «Celia Cruz».
Meat Loaf era un rockero americano, del cual en mi cumpleaños 14 me regalaron un disco. Siempre ponía los primeros segundos de las primeras canciones a ver si me gustaban, Si no tenia suerte pasaba a otro disco, si me gustaban, le dedicaba tiempo a oirlos.
Este disco de ML, pasó el mismo proceso y quedo archivado.. hasta que lo volví a escuchar años despues. Me encanto y hoy es uno de mis favoritos. Encontré matices, melodias, ritmos, arreglos . Era «otra cosa». Despues comprendí que el distinto era yo, la musica seguia grabada como siempre lo estuvo.
Con el tiempo uno ve los matices. Y ademas, nuestros amigos de antaño tambien cargan sus propias nuevas historias.
Tambien tuve vinculos celia cruz, la que una epoca escuchaba todo el tiempo, hasta que un dia deje de escucharla.
Me gustaLe gusta a 4 personas
A veces no vemos los matices porque un estruendo nos nubla la vista. Saludos
Me gustaLe gusta a 2 personas
Hermoso relato. Me siento parte. Qué buena tu memoria y tu «cafeímetro». Beso
Me gustaLe gusta a 2 personas
Muchas gracias !! Un beso
Me gustaLe gusta a 2 personas
Buenas noches Guillermo.
Excelente analogía entre los recuerdos de amigos, conocidos y las pistas de un long play. A mi me pasa lo mismo. Es decir no exactamente lo mismo, porque tengo una pésima memoria y suelo blanquearla para que entre lo nuevo. Así que muchas veces, los amigos intentan hacerme recordar a fulanito o menganito y yo, en el limbo.
Pero me pasa que en los reencuentros, aparecen personas como la canción número siete. Y, a veces es todo lo contrario, un gran hit pasa a ser una pista más del montón.
Posiblemente, como dice Gustavo, con el tiempo uno comprende que el que ha cambiado es uno mismo, la música sigue grabada como siempre lo estuvo. Con el tiempo uno ve los matices que se le pasaban por alto.
¡Buena reflexión! Saludos.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Es verdad que cambia nuestra percepción. Eso nos permite ver desde otro lugar. Muchas gracias. Un saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Yo creo que la habilidad no es borrar el pasado, sino tenerlo presente, como es tu caso. Hay muchos números «siete» en la vida de cada un@. Me encantó la reflexión 😉
Me gustaLe gusta a 2 personas
Yo también prefiero recordar que olvidar. Muchas gracias.
Un saludo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me identifico perfectamente con tu historia Guillermo. Un saludo.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Veo que somos muchos. Eso me alegra. Un saludo.
Me gustaLe gusta a 2 personas
¡Si Guillermo! Me encantan tus relatos y, muchas veces, me identifico con lo que escribes.
Me gustaLe gusta a 1 persona
casi te la pierdes, por no hacerle caso… Me gusta. Salud, saludos y aunque suene a risa, Paz…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias. Un saludo
Me gustaMe gusta
El vinilo del fondo, casi me lo pierdo por no rebuscar bien!! Cada persona que deja huella tiene su sitio en la historia de esta existencia.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias por pasarte y comentar. Un saludo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Te saludo, Guillermo. Gracias por la conexión blog-blog.
Esta fue la primera entrada que escogí para leer (llamó mi atención el título de la publicación) y… ¡sorpresa! Coincidencia total con lo que expresas. En mi caso es la memoria unida a los afectos la que me ¿ancla? al pasado. Algunos sucesos se han escondido en el olvido, pero sé que están allí. La metafora, llena también de remembranzas, funciona muy bien, además de ofrecer otro elemento con el que se logra la identificación: estrenar un vinilo, escuchar los «hits», engancharse a otras canciones menos sonadas,… ¡Bravo!
Seguiremos en contacto.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola. Me alegra que te haya gustado mi entrada. Como decía un amigo, crecemos y escuchamos la música desde otro ángulo, y de igual manera, nos cambia la percepción de las personas. Un saludo
Me gustaMe gusta
Gran reflexión y comparativa con esos LPs de nuestra época Guillermo. Hay muchos «números siete» en nuestra vida, apenas hay que darse cuenta y sorprendernos con su existencia. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Así es. Por eso hay que tener los oídos abiertos, para escuchar otras canciones. Y si en vez de canciones son personas, mucho más. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy reflexivo. Y la analogía excelente
Me gustaLe gusta a 1 persona