Teléfonos Públicos

Cuando yo era pequeño, hace más de 40 años, el teléfono fijo de casa era algo muy valorado. La antigua Empresa Nacional de Telecomunicaciones (E.N.Tel) de Argentina, tardaba muchísimo en instalarlo. Una casa valía más dinero si se vendía “con” teléfono. Era como tener garaje o piscina. Un extra codiciado. Recuerdo que Gabriela me contaba que su padre esperó a que se lo instalaran unos 8 años, y cuando le llamaron para ponerlo, se mudaban al mes siguiente  a su nueva casa. Maldecía su mala suerte. Pero luego de unas gestiones con algún amigo que conocía a alguien que trabajaba en la empresa de teléfonos, logró arreglarlo para ponerlo en el nuevo domicilio.

Como vivíamos en una época, donde no todos tenían teléfono en casa y los teléfonos móviles  solo se veían en series de ciencia ficción, los teléfonos públicos eran numerosos y muy útiles.

Teléfono público de Buenos Aires en los años 80

Hace unos días pasó por mis manos una foto de las cabinas que se instalaron en los 70, en Buenos Aires. Tenían forma de hongos de colores. Los recuerdo naranjas sobre todo, pero también los había azules, rojos….

Dentro, esos teléfonos naranja Fanta con dos ranuras, una para cospeles de llamada local, que eran color bronce, y otra para cospeles de llamadas nacionales, más grandes y de color plata.

Esos teléfonos naranjas me traen a la memoria una anécdota de 1984.

Yo estaba de vacaciones en Miramar, y quería llamar a Gabriela a su casa de Buenos Aires, pero era muy caro. Un amigo, que había hecho el servicio militar en la ciudad de Santa Rosa, me contó un truco para hablar gratis, que le habían contado otros soldados. Después dicen que en el servicio militar no se aprendía nada…

En algunos teléfonos (no en todos, por lo que había que buscar y probar en varios hasta encontrarlo) había que bajar el soporte del auricular muy lentamente, hasta que se escuchara un clic, y se cortara el sonido del tono. En ese punto se soltaba el auricular, que subía, y se volvía a escuchar el tono. A continuación se ponía un cospel de llamada local y llamabas a cualquier lugar de Argentina sin límite de tiempo. Y lo mejor es que al colgar, te devolvía el cospel que habías puesto.

Ese verano, me recorrí todo Miramar, probando todos los teléfonos públicos, hasta que conseguí uno en el que funcionaba el truco. Estaba dentro de una galería comercial, al lado de unos juegos infantiles, por lo que era un lugar ruidoso. No importaba. Era gratis, por lo que iba a diario.

El problema era que, por lo visto, el truco era más popular de lo que yo creía, así que había que hacer cola en el teléfono porque siempre había tres o cuatro personas como yo, haciendo lo mismo. Y cada uno tardaba bastante en colgar. Normal, si no se pagaba…

Hace unos años, aquí en Madrid, un amigo mío argentino, y que llegó a España en el mismo año que yo, me contó que tenía un truco similar, para llamar a Argentina desde las cabinas españolas. Duró poco, porque enseguida cambiaron los teléfonos a otros con distinta tecnología, pero durante un año pudo hablar gratis. Una pena no haberlo sabido. Me gaste mucho dinero en esos días.

Esos teléfonos de Madrid de fines de los 80 tenían una ranura para poner varias monedas. Una llamada local costaba 10 pesetas, dos monedas de duros de los viejos. Cuando descolgaba el receptor de la llamada, las monedas rodaban hasta caer dentro. Recuerdo tener que hacer muchas llamadas para buscar un piso de alquiler, por lo que  guardaba todas las monedas de 5 pesetas que podía conseguir, para hacer las llamadas.

Los teléfonos públicos subsistieron unos años más, funcionando también con tarjetas telefónicas, hasta que los teléfonos móviles provocaron su desaparición. A partir de ese momento todo cambió, y dejamos de llamar a lugares para empezar a llamar a personas.

Hoy son piezas de museo. A veces les cuento a mis hijas de su uso y existencia en el pasado. Me miran con cara de que están escuchando algo de los libros de historia…creo que me estoy haciendo viejo.

6 comentarios en “Teléfonos Públicos”

  1. Yo tenia un cable que en un extremo tenia un pinza cocodrilo y en la otra un alfiler. La pinza se ponia en el chasis del telefono y el alfiler se introducia en el microfono. Luego metias la monedas, hablabas todo lo que querias y cuando colgabas te devolvia el cospel. En cualquier kiosko te vendian el «kit»..

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