Mañana festejaré mi otro cumpleaños. Mañana cumpliré 25 años. El 1 de setiembre de 1995 nací otra vez.
En nuestra vida todos tenemos 4 o 5 días claves que son determinantes. Este es uno de los míos.
Un par de meses antes de ese día, que nos habíamos cambiado a un piso más grande, pero más lejos del centro de Madrid. Ya no iba a ser posible ir a trabajar en mi scooter. Lo guardaba en un garaje en mi antiguo barrio, sin saber qué hacer con él.

Un amigo mío, Ángel, que vivía al lado de nuestro nuevo piso, le pareció una buena opción usarlo para ir a su trabajo, que estaba cerca de su casa, y me dijo que me lo compraba.
Ese día fuimos a buscarlo.
Decidimos que lo llevaría yo, mientras él venía detrás conduciendo mi coche.
En algún momento del tráfico nos perdimos. Yo seguí solo.
Km 21. Faltaban mil metros para el destino. Mis últimos mil metros en moto.

Me desperté en el suelo y vi muchas caras mirándome, entre ellas la de mi amigo Ángel. Me preguntaban cosas triviales, supongo que para ver si respondía con coherencia.
Luego llegó la ambulancia, al hospital, y allí, Gabriela y más amigos conmigo, junto al médico de guardia. Yo estaba tranquilo, pero me asustaban sus caras. Reflejaban que yo no tenía buena pinta.
Nunca me gustó ser gordo. Pero en ese día, probablemente el ser gordo me salvó de un resultado peor.
Como consecuencia del accidente, tuve rotura de uretra, perdí el bazo, mi tobillo izquierdo quedó destrozado y tengo cicatrices por todo el cuerpo, que me recuerdan los 3 meses de hospital y 9 meses para recuperarme.
Como secuelas me quedó un sistema inmunológico débil y nunca más pude correr ni practicar la mayoría de los deportes, por culpa de un tobillo que sigue doliendo, pese a haber tenido alguna operación extra, y muchas placas y tornillos
Mis amigos me decían que había tenido mala suerte. Era el ultimo día en moto, solo faltaban mil metros, ese coche que no me vio….
Yo nunca estuve de acuerdo.
Tuve mucha suerte.
Como era gordo, no salí volando sino que me incrusté en el parabrisas. Eso evitó que me quedara en silla de ruedas o como el pobre Schumacher. El casco se destrozó pero me evito males mayores.
No es que me perjudicara mucho en mis limitaciones deportivas. Al fin y al cabo, no estaban entre mis habilidades
Además, esos meses de hospital, me hicieron reflexionar mucho acerca de lo que era realmente importante.
Salí del hospital con mi escala de valores totalmente cambiada. La muerte de nuestros seres queridos nos hace ver la vida de otra manera, y lo sé por experiencia. Pero ver de cerca la propia muerte, nos hace reflexionar en otra dimensión.
No disfruto con los golpes de la vida. No soy masoquista. Pero creo que la forma en la que uno digiere estos momentos es la diferencia que nos permite vivir.
Esa actitud positiva, me permitió tomar decisiones importantes y que hoy sea una anécdota para después del café.
Y cada vez que paso por ese km 21, volviendo a mi casa, se refresca mi memoria, como para no olvidar esa escala de valores que reordené ese día.
Resiliente!
Felicidades con abrazo y brindis
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[…] de terminar el instituto, creo que nunca más jugué un partido, y luego de mi accidente que años más tarde, lesionó de forma definitiva mi tobillo, tuve la excusa perfecta para no […]
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[…] Los periodos vividos como paciente dentro de hospitales son extraños. Uno no está allí por placer, sino porque no le queda más remedio. Cuando el ingreso hospitalario es largo, comenzamos a vivir una nueva realidad, llena de curiosas rutinas cotidianas. Hace más de 25 años tuve un grave accidente de tráfico, y me tocó vivir esta experiencia. […]
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[…] pasó a ser indispensable, fue durante los meses de hospital que pasé en 1995, cuando tuve mi accidente de tráfico, ya en Madrid. En la habitación del hospital de la Paz, solo había una tele a monedas. El que […]
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No había leído esta entrada y te admiro por cómo te tomaste este trance tan tremendo en tu vida. «No hay mal que por bien no venga» que dice el refrán y tú lo viste de esta manera. Un gran coraje. Un abrazo!!!
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Muchas gracias!!!
A veces las cosas vienen mal dadas, y lo importante es adaptarse y seguir, sin caerse. La vida es una sola para perderla en lamentarse.
Un abrazo.
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Muchas gracias por leer mis historias.
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[…] estos problemas, le sumamos esa torpeza de la que hablaba, y también, mi lesión de tobillo de un viejo accidente de moto, que hace que la artrosis generada, me produzca dolor, y que, a veces, me haga caminar como un […]
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[…] creo que todo cambia cuando el enfermo es uno mismo. Como ya he contado por aquí hace un tiempo, a mis 30 años tuve un grave accidente de tráfico, por el que me libré por muy poquito. Y en mi recuperación, pasé semanas en el hospital, en una […]
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